“CICE: Cosillas que suelen suceder en las instituciones tecnológicas”.

¡Ya me lo había imaginado! … No obstante, algo me decía que  mis suposiciones no podían ser más que eso: meras fantasías.

Esta mañana, al llegar al trabajo, en lo primero que me fijé fue en que algo raro había en la manera de caminar de Carmina, la empleada de limpieza. Mientras se acercaba para saludarme, me percaté de que no sólo cojeaba de una manera extraña,  sino que también había dejado al descubierto su mano derecha (que suele llevar un guante de color azul) y  esto dejaba entrever una especie de mecanismo metálico, desde donde emergía un líquido aceitoso de color verde.

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¡Vaya con la prótesis!- pensé…

 

 

 

 

 

Tampoco empleó el mismo tono  de voz con el que suele desearme los buenos días, sino que esta vez emitió un sonido parecido al de la taladradora con la que el dentista barrena las muelas… ¿recuerdas?

Continué mi camino hacia la oficina, dejé mis cosas y me apresuré a la máquina expendedora de café con la  finalidad de tomarme uno de esos bien largos, para acabar de despertarme de una vez.

………………………

Laura,  del departamento de planificación de estudios, había suscitado siempre una cierta intriga en mí. A  menudo, cuando salía de su despacho, me preguntaba hacia dónde se dirigía, coordinando sus movimientos con una velocidad apresurada, y esquivando ágilmente las curvas existentes entre los espacios y pasillos que tiene el corredor.

¡De hoy no podía pasar!-me dije… por lo que me propuse  seguirle apenas saliese de su despacho, que colinda con el mío.

Cuando escuché que cerraba la puerta, me levanté de la silla y me preparé para el sprint.

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Nos saludamos, me hice un poco el despistado, y en cuanto se me adelantó unos metros arranqué a perseguirle, mientras  saludaba cordialmente a casi todos los que pasaban por mi lado.

Sobre la marcha,  y mientras pasaba por delante de las demás oficinas, alcancé a mirar dentro de una de ellas, y de repente me percaté fehacientemente de que otra compañera de trabajo, Estela, se encajaba en uno de sus brazos la aguja, para nada modesta, de una jeringa. No quise perderme este incidente de ninguna manera, por lo que ipso facto detuve mi marcha, no sin antes darme cuenta de que Laura al mismo tiempo estaba atravesando la pared del corredor, tal y como si ésta hubiese sido imaginaria, sin ofrecerle  resistencia alguna.

Por un instante sólo me pude imaginar que Laura dominaba, efectivamente, el sistema holográfico del que tanto se habla y  que por consiguiente, todo este mundo sí que es una mentira y no es más que una ilusión tras otra.

!  Qué otra cosa podría ser, entonces!

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……………………

-Estela, ¿qué haces?… -le pregunté directamente.

Estela es una chica Android que la escuela ha contratado desde hace un año para formar a los alumnos que estudian Programación, Big Data y Machine learning.

Tristemente tomó el lugar de nuestro querido profesor, Paco, quien al conocer que sería sustituido por un Android no se sorprendió pero tampoco se lo tomó demasiado bien, pues a raíz de esto acabó algo desquiciado y decidió someterse a una hibernación física-mental, acostándose voluntaria e indefinidamente en una recámara y conectando su mente a la gran base de datos que controla nuestra institución. Sus conocimientos han quedado obsoletos, pero es verdad que al menos  sirven  para comprender la evolución del pensamiento humano más precario.

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-¡Te extrañamos, Paco!

 

 

 

 

 

 

…………………..

A simple vista, Estela no podría distinguirse de ninguno de nosotros, a excepción de algunos momentos, como  cuando rota el cuello y se le nota una cierta rigidez,  o en alguna ocasión en que mientras te habla reconoces como humano, que sus movimientos faciales dejan de parecer naturales.

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Aun sabiendo que es un Android y por lo tanto puedas esperar cosas como la de inyectarse con jeringas XXL, esta vez me sorprendió que hiciese esto con la puerta de su despacho abierta, por lo que aproveché para observar y comprender lo que hacía exactamente.

  • Tranquilo Frank.- me dijo-…
    • Lo que me estoy inyectando es lo que me permite continuar de la manera más neutral y dócil, el trayecto que sigo cuando presto mis servicios a vuestra especie. Sin esto no sería capaz de entender la razón por la que aún no os habéis destruido los unos a los otros, extinguiéndoos de una vez.

Continuará….

 

 

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