De entre los árboles de un sencillo parque, el cual se me antoja atravesar a través de un infantil camino, se pueden escuchar coloridos sonidos que logran escapar de entre enajenadas hojas que no paran de batirse las unas con las otras.
*En este jardín, entristecido hoy por un cielo gris y una lluvia que no cesa de llorar, también logran aflorar creaciones de diferentes formas y matices… colores que me transmiten ecos de armonías serenas que se repiten una y otra vez.
Hoy llora el día y también se vislumbran balbuceos desde las distancias; cuchicheos de un viento revoltoso que se le antoja golpearse una y otra vez contra mi rostro, y me abanica con una húmeda y fría briza de un otoño frenético.
*Algo me susurra el viento al oído, y emitiendo el sonido de su voz con una sonrisa llena de atrevidas intenciones, me pide que no pare de observarle mientras danza.
A medida que avanzo por un camino lo más parecido a un cuento más bien cursi y romántico, se sigue abriendo y manifestando ante mis ojos este ya no tan infantil camino, el cual de la manera más tozuda posible, continua mi conducción hacia el final de esta pequeña historia, en la que por unos instantes he logrado mantenerme fuera de lo que se me hace a diario tan común y predecible.
¿Y qué habrá sido del caprichoso y loco viento?
¡¿Qué habrá sido de este insolente y astuto acompañante que no se ha despedido aún de mí?!
…
* Yo: Al fin llegas… Tu, ¡vándalo!… Tengo aún mil preguntas que hacerte… pero tampoco deseo emitir voz alguna.
* Viento: No hace falta que emitas los sonidos que ya conozco. Las respuestas que necesitas te están esperando, cada una, detrás de cada innecesario hilo conductor del cual te logres zafar…sé tú mismo… comienza ya!